A sus 75 años, José Martínez lucha por su vida vendiendo botellas, cartones y metales: una historia de supervivencia y resiliencia
El septuagenario, que enfrenta las dificultades y camina en busca de su sustento diario, expresó con pesar que desde 1972 no ha visto a su esposa ni a sus hijos.
José Martínez, de 75 años, vive en un ranchito rodeado de botellas de vidrio, cajas de cartón y metales, entre otros objetos que comercializa para vivir.
Martínez, quien lleva 51 años viviendo en La Ciénaga, expresó que, a pesar de su edad avanzada y las condiciones precarias de su hogar, sigue luchando con determinación por salir adelante. Su casa, apenas lo suficientemente grande para una persona, es el lugar donde pasa sus noches tras jornadas de trabajo arduo.
El anciano relató con tristeza que recientemente sufrió un accidente que le dejó una pierna lesionada, pero, a pesar de caminar por las calles llenas de lodo, no deja de buscar su sustento. A pesar de tener seguro Senasa, aún no recibe la tarjeta, lo que lo obliga a tratar su pierna lesionada de manera improvisada para evitar infecciones.
Con pesar, recordó que desde 1972 no ve a su esposa ni a sus hijos. “Después que se fue me ha ignorado, pienso que quizás se casó”, comentó sobre la mujer que lo abandonó sin despedirse. También recordó con tristeza cómo, tras el huracán David de 1979, recibió una foto de su hijo que se había perdido entre las ruinas, sin poder ver sus ojos por completo.
Martínez también enfrenta problemas con el agua potable. El suministro que llega a su casa, cuando llega, está contaminado y sucio debido al paso de camiones pesados que dañan las tuberías. Como alternativa, compra botellones de agua para poder ducharse, cocinar y beber.
Además de las dificultades en su hogar, Martínez, al igual que muchos otros vecinos, enfrenta constantes problemas con el suministro de energía eléctrica. “Cuando uno menos cree, se la llevan; y si no, es que están reparando algo allá. Estamos esperando, pero gracias a Dios se acuerdan de enviarnos la luz”, comentó con una expresión de tristeza.
Desde hace años, José Martínez ha sobrevivido vendiendo botellas de vidrio y metales que encuentra en las calles y en los alrededores de su casa. Con su coche de bebé, que utiliza como carrito, carga las botellas y metales que luego vende como chatarra para obtener algo de dinero.
“En ocasiones logro juntar RD$300 o RD$400, eso si puedo salir a vender hierro viejo y botellas”, explicó Martínez, visiblemente preocupado por su situación. A pesar de su edad y la falta de apoyo económico, se ve obligado a sacar fuerzas de donde puede para continuar luchando por su sustento diario.