¡Las misteriosas criaturas de la Antártida parecen venir de otro planeta!
Esta criatura de la Antártida tiene una apariencia sumamente peculiar, tanto que al verla, muchas personas podrían pensar que se trata de un monstruo alienígena sacado de una película de ciencia ficción.
En el vasto y frío Océano Austral, habita un gusano gigante cubierto de cerdas doradas y brillantes que parecen metálicas. Su nombre científico es Eulagisca gigantea. Este gusano se distingue por su abdomen lleno de cerdas doradas y una boca equipada con colmillos afilados, lo que le da una apariencia impresionante y, a la vez, aterradora.
Aunque pueda parecer una criatura salida de una pesadilla, estudios recientes sugieren que esta especie juega un papel crucial en el equilibrio de los ecosistemas marinos. Eulagisca gigantea, también conocido como gusano de cerdas, pertenece a la familia de los poliquetos, cuyo nombre significa “muchos pelos pequeños”.
Estos gusanos pueden llegar a medir unos 12 cm de longitud y habitan en las profundidades del océano antártico. Según el Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey, los poliquetos pueden variar mucho en tamaño y forma, desde pequeñas criaturas redondas del tamaño de un caramelo hasta gusanos que superan los dos metros de longitud. Además, viven en una amplia variedad de hábitats y exhiben colores llamativos.
Eulagisca gigantea utiliza sus cerdas para desplazarse por el lecho marino, pero estas también le sirven como mecanismo de defensa. Su peculiar anatomía y su hábitat remoto han dificultado su estudio científico.
Este gusano fue descubierto por primera vez en 1939, pero su biología y su dieta aún son poco conocidas. Sin embargo, el tamaño de sus poderosas mandíbulas sugiere que podría alimentarse de peces marinos. Aunque los detalles exactos de sus hábitos alimenticios siguen siendo un misterio, sus dientes afilados también indican que podría actuar como carroñero.
Los ejemplares de Eulagisca gigantea pueden alcanzar hasta 20 cm de largo y poseen 40 segmentos corporales cubiertos por 15 pares de escamas llamadas élitros. Su cabeza ovalada es proporcionalmente grande y cuenta con una probóscide tubular que termina en mandíbulas con dientes afilados, representando un cuarto de la longitud total de su cuerpo.
El cuerpo de esta especie suele ser de color marrón grisáceo, mientras que de sus lados sobresalen numerosos pelos dorados llamados chaetas, dispuestos en mechones a lo largo de su longitud. Estas características lo convierten en una criatura impresionante que aún guarda muchos secretos bajo las gélidas aguas antárticas.